Se fue la voz del Perú

Así, tras una férrea y prolongada batalla contra una inclemente infección generalizada, se apagó para siempre la portentosa voz de Arturo “Zambo” Cavero, el penúltimo bastión de una estirpe de músicos criollos (todavía nos queda la primera guitarra del Perú, Oscar Avilés), cuya melodías, en las últimas décadas, han ido quedando al margen de los repertorios musicales que estamos habituados a escuchar en las jaranas nocturnas.



La fatal noticia fue informada por el gerente interino del hospital Edgardo Rebagliati, Fernando Vargas Aguirre, quien se dirigió con la deferencia del caso a los periodistas y amigos del cantante que estaban en las inmediaciones del nosocomio, a la espera de un resultado positivo.

El “Zambo” Cavero había ingresado inconsciente a la Unidad de Cuidados Intensivos de aquel centro médico el 4 de agosto. En ese momento, la infección había afectado buena parte de los órganos del cantante, por lo que tuvo que estar bajo vigilancia médica en todo momento.

Lo curioso del caso es que el “Zambo” había ingresado por primera vez al hospital Edgardo Rebagliati nueve días antes, el martes 25 de agosto, a causa de lo que parecía ser una dolencia pasajera, menuda, típica de los hombres de avanzada edad con kilos de más, y hasta Essalud había emitido un comunicado desestimando cualquier complicación en la salud del cantante.

Pero en el mismo comunicado fue la amplia lista de padecimientos que el “Zambo” venía cargando consigo: epsis de foco urinario y respiratorio, encefalopatía hepática, insuficiencia renal crónica, hipertensión arterial crónica, trastorno de coagulación y obesidad mórbida.